Recorrido Previsto: Molinaseca – Trabadelo
Recorrido Realizado: Molinaseca – La Faba
Distancia de la etapa: 54,00 km.
Distancia acumulada: 609,30 km.
Distancia Pendiente hasta Santiago: 164,9 km.
Hora de partida: 06:00 Horas
Hora de llegada: 17:35 Horas
Dicen que “a quien madruga, Dios le ayuda”, hoy más que nunca se cumplió dicho refrán.
Pensé que el viaje en soledad se me haría muy duro, pero en realidad no fue así, no viajaba, solo, venían todos conmigo, Vicent, Juanjo, Ángel y como no Rodolfo. Sé que físicamente no estaban allí, pero a mí, me acompañaban todas esas cosas de ellos que admire, de Vicent la valentía en oír su interior y a pesar de lo que pudieran decir actuar en consecuencia con él, de Juanjo la capacidad de sacrificio, durante días viajó con múltiples ampolla y irritaciones por rozaduras que hacían de la ruta un Sulpicio para él, de Ángel la bondad, la habilidad para unir a unos con otros y el sentido de la responsabilidad que le hizo parar en León, cuando en realidad se moría de ganas de llegar con nosotros hasta Santiago y de Rodolfo, la espiritualidad que rebosa, y como no, ese don de gentes que nos hizo apodarlo “Piquito de oro”.
Durante la noche anterior ya comente con Rodolfo que de encontrarme bien intentaría llegar cuanto más cerca posible de O Cebreiro, por la mañana me despedí de él, todavía en la cama, con el consabido “Buen Camino”, y partí en solitario hacia lo que era la parte final de mi peregrinación.
El refrán de inicio se cumplió en cada momento que necesite ayuda, todo el trayecto hasta la ciudad se hace campo a través, y con la oscuridad es muy difícil no perderse. Cuando empezaba a dudar si la ruta era la adecuada o no, rápidamente aparecía un mojón o una flecha que lo aclaraba todo
Con tranquilidad llegue a Ponferrada antes de que amaneciera.
Lo único que encontré, fue a los que iban en dirección a su trabajo y poco después los escolares que iniciaban las clases, mientras atravesaba la ciudad, pena que no pude hacer ninguna foto del castillo templario que tienen, estaba sin iluminar y fue imposible sacar una foto decente para mostrar.
Desde allí, el siguiente objetivo importante estaba en la ciudad de Cacabelos, que con mucha probabilidad, será el final de etapa de hoy para Rodolfo. En dicha ciudad se encuentra ubicado el consejo regulador de la D.O. del Bercio para vinos, una ciudad coqueta y con un albergue municipal muy bonito. Antes de llegar a ella me cruce en el camino con vendimiadores en alguna de las fincas cultivadas.
Con unos siete kilómetros más se llegaba, atravesando un mar de campos de vides a Villafranca del Bierzo, pero durante trayecto tuve una grata sorpresa. ¿Sabes a quien me encontré, Rodolfo?, A Juan el de Astorga, el que a la vez que caminaba iba menguando su ropa. Estaba almorzando sentadito a la orilla de un campo de vides, lo reconocí y el también a mí, vio que no estabas tú y pregunto, ahí le explique el tema.
Para los demás que no sabéis quien es Juan, os diré que es un peregrino que encontramos a la salida de Astorga, venia de hacer el camino desde Roncesvalles, pero al pasar por su ciudad, decidió descansar un día, que fue el del domingo, y por eso el lunes por la tarde cuando nosotros estábamos saliendo de Astorga el nos paso perfumado y acicalado cual estrella fugaz.Rápidamente, el habilidoso Rodolfo actuó y le interrogo. Lo de la perder la ropa es porque ese mismo día lo volvimos a alcanzar justo en la entrada a Santa Catalina de Somoza y ya estaba en pantalón cortito y descamisado.
Al poco fui llegando a Villafranca del Bierzo, ahí me invadieron los recuerdos del aniversario de boda que pase con mi esposa, Sara, en León, y durante el cual visitamos todos estos pueblos.Recordaba hasta los lugares donde la fotografié. En realidad la ciudad es muy bella.
Este castillo, que está casi cayéndose, en su día ya me llamo la atención, hoy de igual modo me atrajo.
A la salida de esta villa la ruta se junta con la N-6 y su recorrido se ciñe a una parcela entre el quitamiedos metálico y uno de hormigón, en mitad de ellos y pintado de amarillo se inicia un largo recorrido que a la vez va paralelo al rio Valcarce y menos mal que lo hace, porque gracias al murmullo de sus aguas y al mecer de las hojas de los castaños que lo flanquean se soporta el firme de hormigón y el ruido de los vehículos que pasan por la carretera.
El camino se iba completando y yo me sentía bien, tanto física como emocionalmente, así que aunque tenía prevista la etapa en Trabadelo, cuando alcance el objetivo seguí caminando, la carretera se iba levantando y además encontrábamos en ella sorpresas como esta.
Tal como íba avanzando dirección a O Cebreiro, el paisaje se volvía mas hermoso, y eso ayudaba a no sentir el cansancio, el tiempo también ayudo, nunca acabo de salir el sol, la temperatura se mantenía entre 14 y 16 grados, así que todo se aliaba para que lograra el objetivo de recortar la etapa del día siguiente.
A la vez que ascendía los riachuelos aparecían por todas las partes, pero la etapa se guardaba un premio en su parte final, la que nos iba a llevar desde Herrerías hasta La Faba en poco más de 3 kilómetros se asciende unos 350m. Así que cuando llegué a La Faba decidí que mi aventura por hoy había terminado.
Valió la pena los kilómetros finales fueron duros pero bellos, todos a través de un túnel repleto de vegetación como este.